1. Lava y esteriliza todos los utensilios que utilizarás para preparar yogur griego.
2. Calienta la leche en una cacerola a fuego medio hasta que alcance una temperatura de alrededor de 85-90°C (185-195°F). Utilice un termómetro de cocina para medir la temperatura con precisión. Esto ayuda a matar las bacterias no deseadas y a desnaturalizar las proteínas de la leche para obtener una textura más espesa.
3. Retira la leche del fuego y déjala enfriar hasta que alcance una temperatura de alrededor de 45°C (110°F). Puedes acelerar el proceso de enfriamiento colocando la olla en un baño de agua fría.
4. En un bol pequeño mezcla las 2 cucharadas de yogur natural con un poco de leche caliente hasta obtener una pasta. Luego agrega esta pasta de yogur a la leche tibia y revuelve bien para asegurarte de que quede bien incorporada.
5. Vierta la mezcla de leche y yogur en un recipiente resistente al calor o en una taza grande.
6. Cubra el recipiente con una tapa o film transparente.
7. Envuelva el recipiente en una toalla grande para mantener una temperatura constante y déjelo reposar en un lugar cálido y sin corrientes de aire durante 6 a 12 horas. Esto permitirá que los cultivos de yogur hagan su trabajo y la mezcla se espese.
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