De nuevo, el anciano sonrió: “¡Por lo tanto, nunca podré vencerte!”
Ella enarcó una ceja y preguntó intensamente: “¿Aún estás bien en la cama?”
El anciano se reclinó, sonrió ampliamente y dijo: “Llamé al timbre, ¿no?”
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Lea el divertido chiste completo a continuación y asegúrese de seguirlo hasta el remate. Una viuda solitaria de 70 años decidió que era hora de casarse de nuevo…
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