- Preparar el calabacín: Pela el calabacín y rállalo con un rallador. Añade un poco de sal y mezcla bien. Deja reposar durante unos 10 minutos para que suelte el agua.
- Picar los ingredientes: Pica finamente la cebolla, los ajos y el perejil. Puedes usar un cuchillo o una picadora para facilitar el proceso.
- Picar la carne: Si no tienes carne picada de pollo, corta 500 g de muslos o pechugas de pollo en trozos grandes y tritúralos en una picadora hasta que queden bien molidos.
- Mezclar los ingredientes: En un bol grande, mezcla la carne picada con el picadillo de cebolla, ajo y perejil. Exprime el calabacín para retirar el exceso de agua y añádelo a la mezcla. Agrega un huevo, sal, pimienta y comino, y mezcla bien. Añade el pan rallado poco a poco hasta lograr una masa que se pueda moldear.
- Formar las albóndigas: Húmedece tus manos con un poco de agua y forma pequeñas albóndigas del tamaño que prefieras. Te saldrán aproximadamente 50 unidades.
- Freír las albóndigas: Calienta una cucharada de aceite en una sartén a fuego medio. Fría las albóndigas hasta que estén doradas por todos lados. Retíralas y resérvalas.
- Preparar la salsa: En la misma sartén, añade un diente de ajo prensado y sofríelo ligeramente. Incorpora la cebolla caramelizada y mezcla bien. Agrega la hoja de laurel y las albóndigas, junto con el jugo que hayan soltado. Vierte suficiente caldo de pollo hasta cubrir las albóndigas.
- Cocinar: Cocina a fuego medio durante 15 minutos. A mitad de cocción, ajusta la sal y la pimienta al gusto. Si la salsa está muy líquida, disuelve una cucharada de maicena en un poco de agua fría y añádela poco a poco hasta obtener la consistencia deseada.
- Servir: Una vez que la salsa haya espesado a tu gusto, retira del fuego. Sirve las albóndigas con un poco de perejil picado por encima.
¡Y listo! Ahora puedes disfrutar de unas deliciosas y saludables albóndigas de pollo y calabacín que seguramente encantarán a toda la familia. Perfectas para acompañar con arroz, pasta o una ensalada fresca.