Los hijos adultos de mi marido vinieron a nuestra luna de miel exigiendo que les demos nuestra villa. Les enseñaron una lección de respeto.

Una mujer nadando en una piscina | Fuente: Pexels

Nunca pensé que arruinarían mi luna de miel, pero casi me caigo cuando uno de sus hijos me dijo: “¡Tú, la de 58 años! ¿Todavía quieres un cuento de hadas? Esta villa es demasiado lujosa para ti. Nosotros nos quedaremos con este y tú podrás quedarte con este pequeño bungalow”.

Con calma les dije: “Niños, por favor no nos arruinen todo a vuestro padre y a mí. Por favor, danos esta luna de miel y no hagas una escena. Se lo suplico.”

Una mujer que suplica | Fuente: FreePik

“Nunca te daremos el sabor de la felicidad. No mereces a nuestro padre y ciertamente no mereces esta lujosa villa. ¡Así que lárgate!”, respondió uno de ellos.

Y fue entonces cuando escuchamos un cristal romperse en el suelo; Jack estaba a unos metros de la puerta, morado de rabia.

“¡¿Estás bromeando ?!”, gritó. Era una voz que nunca antes había escuchado; una voz tan enojada que dejó atónitos a sus hijos en silencio.

 

Un hombre enojado | Fuente: Pexels

“Te di todo, te apoyé económicamente, ¿y así me lo agradeces? ¿Faltándole el respeto a mi esposa? ¡Y también en nuestra luna de miel!”, exclamó Jack.

Comenzaron a balbucear disculpas, pero Jack los interrumpió. “Basta ! Ya he tenido suficiente de tu comportamiento. ¿Crees que puedes venir aquí y exigir algo? ¿De verdad pensaste que no sabía de tu comportamiento hacia mi esposa? Cerré los ojos, cada vez esperando que todos ustedes cambiaran. Esto termina ahora”.

 

Continúa en la siguiente página

Leave a Comment