Al contener mucho potasio, fósforo y calcio, las cáscaras de plátano son perfectas para la floración y reproducción de las plantas.
Simplemente entierra una piel en la tierra en la base de la planta y deja que se descomponga.
También puedes congelar los plátanos demasiado maduros en lugar de tirarlos. Luego, entiérralos junto a una planta necesitada cuando surja la necesidad.
Si prefiere usar un rociador, sumerja una cáscara de plátano en agua durante 2 a 3 días y luego use el agua para rociar plantas o plántulas.
3. Sal de Epsom
La sal de Epsom agrega magnesio y azufre al suelo. Es especialmente bueno para tomates y rosas.
El agua salada con sal de Epsom es ideal para las plántulas y también para reducir el shock del trasplante.
Conocida por dar a las plantas un color verde oscuro, especialmente en suelos bajos en magnesio, esta es una receta rápida y fácil.
Para ello, pon 1 cucharada de sal de Epsom en 4 litros de agua. Utilice esta mezcla para plantas de interior y exterior.
La sal de Epsom también se puede mezclar con la tierra alrededor de las plantas a razón de 1 cucharada por cada 2 pies de altura y agua.
4. Cáscaras de huevo
La cáscara de huevo es muy rica en calcio, necesario para el buen crecimiento de las plantas.
Si alguna vez se le han pudrido flores de tomate en sus plantas de tomate, probablemente tenga un suelo con deficiencia de calcio.
Para remediar esto, triture las cáscaras de huevo y entiérrelas debajo de la superficie del suelo.
Para una mayor eficacia, también puedes utilizar un spray mezclando 20 cáscaras de huevo y 4 litros de agua.
Hervir las cáscaras de huevo en agua durante unos minutos y luego dejarlas reposar en el agua durante la noche.
Utilice un colador y vierta el líquido en una botella con atomizador. Rocíe directamente sobre el suelo.
5. Infusión de hierba cortada
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