Una vez dentro, busqué en internet “hongo rojo viscoso que huele a carne podrida”.
En cuestión de segundos, la respuesta apareció en mi pantalla y me puso aún más los pelos de punta.
La criatura de mi jardín no era un animal moribundo ni algo extraterrestre. Era algo llamado Anthurus archeri , más conocido como los Dedos del Diablo .
Una horrorosa belleza de la naturaleza
Según lo que descubrí, este extraño organismo no es una criatura en absoluto, sino un hongo. Originario de Australia y Tasmania , el Dedo del Diablo se ha extendido a Europa, América y más allá.
Comienza su vida de forma bastante inocente, como una pequeña forma blanca, parecida a un huevo, oculta bajo la tierra. Entonces, un día, se abre de golpe —literalmente— y de ella emergen tentáculos rojos y brillantes que se despliegan como garras o dedos que emergen de la tierra.
Esos “dedos” están cubiertos de una capa viscosa y repugnante llamada gleba , que emite un fuerte hedor a descomposición. Es la forma en que la naturaleza atrae a las moscas y otros insectos. Los insectos acuden, atraídos por el olor a carroña, y se llevan las esporas del hongo, lo que facilita su reproducción.
Así es: el olor es intencional. El hongo imita el olor de la carne podrida para engañar a las mismas criaturas que lo ayudan a sobrevivir.
¡Qué clase de genio más grotesco puede tener la naturaleza!
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