Esta noche no se limitó a la actuación musical: Michael demostró una generosidad notable. Entregó un cheque por 172.000 € a la organización benéfica Prince’s Trust, una causa muy querida por la pareja real, que trabaja para apoyar el desarrollo de los jóvenes. También hizo una donación de 116.000 € al Hospital Infantil Great Ormond Street de Londres.
Estos gestos demuestran su sincero compromiso humanitario, perfectamente alineado con los valores defendidos por la princesa.
Un vínculo que trasciende las apariencias
Tras ese único encuentro en persona, su relación podría haber terminado ahí. Sin embargo, según varias fuentes cercanas, incluido el exguardaespaldas de Jackson, las dos estrellas mantenían conversaciones telefónicas regulares.
Compartieron una experiencia fundamental: el peso abrumador de la fama. Ser constantemente escrutados, fotografiados, analizados… Diana y Michael comprendían esta realidad mejor que nadie. En la intimidad de sus conversaciones, podían hablar con libertad sobre lo que pocos eran capaces de comprender.
Una genuina admiración mutua:
Michael no ocultó su admiración por Diana. La describió como «admirable, radiante y profundamente humana». Durante su encuentro, incluso regaló dos chaquetas pequeñas de su gira a sus hijos, William y Harry.
Por su parte, Diana apreciaba sinceramente al artista y a este hombre comprometido. Conocía su repertorio, bailaba con sus canciones y respetaba su labor benéfica. Esa noche, mientras Charles permanecía sentado, se dice que Diana se levantó a bailar durante casi todo el concierto.
El dolor de una pérdida trágica
Cuando Diana falleció repentinamente en 1997, Michael quedó profundamente afectado. Algunos relatos incluso mencionan que se sintió mal al enterarse de la terrible noticia. El día de la tragedia, canceló una actuación programada en Bélgica y no pudo subir al escenario.
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