2. Grabaciones de voz o mensajes de voz
En la era digital, a menudo pasamos por alto el poder de la voz. Ese breve mensaje de voz que nos dejaron —”Llámame cuando puedas” o “Te quiero, nos vemos pronto”— puede parecer insignificante ahora. Pero cuando se van, se convierte en un recuerdo vivo. Su tono, su risa, su forma de decir tu nombre: todo queda capturado en ese pequeño clip.
Guárdalo. Haz una copia de seguridad. Puede que lo juegues cuando más los extrañes.
3. Objetos que siempre fueron “suyos”
Tal vez sea su taza favorita, su suéter viejo, sus anteojos para leer o incluso la silla en la que siempre se sentaba. No son solo cosas: eran parte de la vida diaria de la persona y verlas puede desencadenar recuerdos significativos.
Aunque parezca más fácil deshacerse de las cosas rápidamente, considere conservar algunos de estos objetos. Suelen brindar consuelo más adelante y pueden transmitirse como reliquias sentimentales.
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