Después de cinco años cuidando a mi esposa paralítica, un día olvidé mi billetera en casa. En cuanto abrí la puerta… lo que vi me hizo caer de rodillas.
Durante cinco largos años, pasé más tiempo junto a la cama de mi esposa que junto a la mía. La alimentaba con cuchara, le cambiaba las vendas y le secaba hasta la última gota de sudor. Me llamaban tonta, pero yo creía en el vínculo sagrado del matrimonio. Hasta esa tarde, cuando dejé la cartera … Read more