Sin embargo, un hígado enfermo almacenará sustancias alérgicas en lugar de eliminarlas. Esta acumulación de alérgenos hace que el cerebro ponga en marcha un mecanismo de defensa contra las amenazas percibidas; Lo cual lo hace mediante la creación de histamina. Esta respuesta se repite sistemáticamente, lo que resulta en la acumulación de la sustancia química. Cuando esto sucede en una persona con hígado graso, a menudo surgen síntomas alérgicos (dolores de cabeza, picazón, irritación de la piel, etc.).
4. Hipertensión
Una persona con hígado graso tiene más probabilidades de tener presión arterial alta (hipertensión). Sin embargo, el verdadero peligro no reside sólo en el síntoma, sino también en su efecto en el organismo. Un hígado cubierto de tejido graso, combinado con presión arterial alta, puede: (1) promover una enfermedad hepática o (2) indicar estados avanzados de enfermedad hepática.
Para agravar el problema está el hecho de que la hipertensión suele ir acompañada de colesterol alto. Esto puede provocar coagulación sanguínea, una afección peligrosa y potencialmente mortal.
5. Sudoración profusa y/u olor corporal
El hígado es un órgano desproporcionadamente grande. Cuando se sobrecarga, naturalmente libera una gran cantidad de calor. Esto es algo común en una persona con hígado graso.
Por supuesto, el alto calor transferido por todo el cuerpo provoca sudoración, ya que el cuerpo intenta regular su temperatura y enfriarse. La sudoración excesiva produce un olor corporal desagradable… y el ciclo de calor, sudor y hedor se repite.
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