3 historias desgarradoras de personas desaparecidas cuya verdad se descubrió repentinamente

“Querida mamá: Por la noche volverás, pero yo no estaré en casa. No, no me han secuestrado; al final he decidido escaparme”, decía su carta. “No importa lo lejos que vaya, siempre te querré. Te pido perdón. Cuídate. Con amor, Joey”.

El vacío de la casa se hizo eco de su ausencia. Los recuerdos de su risa, sus sueños y nuestras discusiones sobre irnos se mezclaban en el aire. No podía entenderlo. ¿Por qué se iría sin una palabra, sin un adiós?

Pasé el día como siempre, rodeada de la vida de la granja y de los altos árboles que Joey amaba, esperando su regreso de dondequiera que fuera. Esperé a que mi hijo me ayudara con las remolachas. Pero a medida que avanzaba el día, me di cuenta de que Joey no vendría, como había prometido.

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