Grasas trans y aceites refinados
Estas grasas, que suelen encontrarse en comidas rápidas, alimentos fritos y productos envasados, empeoran la inflamación y fomentan el aumento de peso.
Carnes rojas y procesadas
Sus grasas saturadas y aditivos químicos pueden intensificar el dolor y la hinchazón.
Lácteos enteros y quesos curados
Algunas personas notan más rigidez después de comer productos lácteos debido a las proteínas que pueden irritar las articulaciones inflamadas.
Alcohol y bebidas azucaradas
El alcohol puede interactuar con los medicamentos y agravar la inflamación, mientras que los refrescos cargados de azúcar tienen el mismo efecto.
Exceso de sal y alimentos ultraprocesados
El alto nivel de sodio provoca retención de líquidos, lo que añade presión adicional a las articulaciones ya sensibles.
Alimentos que pueden ayudar a aliviar los síntomas
Frutas y verduras ricas en antioxidantes
Los arándanos, las fresas, las espinacas y el brócoli ayudan a proteger las articulaciones del daño oxidativo.
Pescado graso rico en omega-3
El salmón, el atún y las sardinas contienen ácidos grasos que reducen la inflamación.
Legumbres y cereales integrales
Estos favorecen una digestión saludable, aportan proteínas de origen vegetal y ayudan a controlar el peso.
Nueces y semillas
Las almendras, las nueces y las semillas de chía son excelentes fuentes de grasas saludables.
Especias antiinflamatorias
La cúrcuma, el jengibre y el ajo actúan como combatientes naturales de la inflamación.

Consejos prácticos para mejorar tu dieta
Planifique las comidas semanalmente
Planificar las comidas te ayuda a evitar opciones poco saludables y garantiza que cada plato incluya ingredientes antiinflamatorios. Comidas sencillas como ensaladas de salmón, sopas de lentejas o avena con frutos rojos pueden marcar una gran diferencia.
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