- Preparar los ingredientes secos: En un bowl grande, mezcla la harina, el azúcar, la sal y la levadura seca. Asegúrate de que la levadura esté bien distribuida para garantizar un crecimiento uniforme del pan.
- Añadir los ingredientes húmedos: Agrega el agua tibia y el aceite de oliva a los ingredientes secos. Es importante que el agua esté tibia, no caliente, para activar correctamente la levadura sin matarla.
- Mezclar y amasar: Mezcla bien hasta que los ingredientes se integren y formen una masa. Luego, traslada la masa a una superficie enharinada y amásala durante unos 10 minutos, hasta que esté suave y elástica. Amasar bien es clave para desarrollar el gluten y obtener una buena textura en el pan.
- Primer levado: Coloca la masa en un bowl ligeramente aceitado, cúbrelo con un paño húmedo y deja reposar en un lugar cálido durante aproximadamente 1 hora, o hasta que la masa haya duplicado su tamaño. Este paso es crucial para que el pan tenga una buena esponjosidad.
- Formar el pan: Una vez que la masa ha levado, amásala ligeramente para desgasificarla. Dale forma de hogaza o coloca la masa en un molde para pan previamente engrasado.
- Segundo levado: Deja que la masa repose nuevamente en el molde durante unos 30 minutos para un segundo levado. Esto ayudará a que el pan tenga una miga más ligera y aireada.
- Precalentar el horno: Mientras la masa realiza el segundo levado, precalienta el horno a 200° C (390°F).
- Hornear: Hornea el pan en el horno precalentado durante 25-30 minutos, o hasta que la corteza esté dorada y al golpear el fondo del pan suene hueco. Este sonido es una señal de que el pan está bien cocido por dentro.
- Enfriar: Deja enfriar el pan sobre una rejilla antes de cortarlo. Esto permitirá que el interior del pan termine de cocinarse y adquiera una mejor textura.
Consejos Adicionales:
- Añadir sabor: Puedes personalizar tu pan añadiendo hierbas secas, semillas o incluso quesos a la masa antes del primer levado.
- Almacenamiento: Guarda el pan en una bolsa de papel o envuelto en un paño de cocina para mantener la corteza crujiente. Evita las bolsas de plástico, ya que pueden hacer que el pan se vuelva gomoso.
- Congelación: Si haces más pan del que puedes consumir, puedes congelar las rebanadas envueltas en papel film y luego en una bolsa hermética. Descongélalas a temperatura ambiente o en el horno para disfrutar de pan fresco en cualquier momento.
¡Anímate a probar esta receta y sorprende a tu familia con pan casero hecho con amor!