Unos hermanos gemelos desaparecieron en las Montañas Rocosas y diez años después, unos campistas descubrieron su mochila abandonada con una nota escalofriante en su interior…

 

El análisis de la escritura a mano coincidió con las muestras de los cuadernos escolares de Jason; sin embargo, los trazos eran apresurados e irregulares, indicativos de estrés. El papel y la tinta se habían deteriorado, pero aún eran legibles gracias a la bolsa de plástico. Se reevaluó la zona de búsqueda utilizando tecnología moderna: drones equipados con sensores térmicos, software de mapeo avanzado y perros entrenados para la búsqueda de cadáveres. Los equipos se concentraron en el lugar donde se encontró la mochila, que se encontraba más allá del perímetro de búsqueda inicial de 2015. El camino era empinado, aislado y difícil de transitar para los jóvenes, lo que sugiere que los chicos podrían haber sido guiados o coaccionados para llegar allí. Simultáneamente, la policía reexaminó entrevistas previas. Se descubrieron inconsistencias.

Un vecino, Thomas “Tom” Harlan, de unos cuarenta y tantos años, residía junto al perímetro del parque. Era un manitas introvertido, conocido por su irascibilidad y por expulsar a los intrusos de su terreno. En 2015, fue interrogado brevemente, pero exonerado por falta de pruebas. Al mencionar “él”, el nombre de Harlan resurgió. Los vecinos reportaron actividad inusual coincidiendo con la desaparición: luces en su cabaña a horas intempestivas y el sonido de martillazos hasta altas horas de la noche. Un campista recordó cómo Harlan les advirtió con vehemencia que “no se acercaran a la cima” unas semanas antes de la desaparición de las gemelas. El FBI ha iniciado una nueva investigación, alegando posible secuestro y confinamiento ilegal.

Los registros indicaban que Harlan vendió rápidamente su cabaña en 2016 y se mudó a Nuevo México, donde desde entonces ha residido discretamente. A medida que avanzaba la investigación, la familia McConnell experimentó un conflicto entre el alivio y la aprensión. Alivio de que el caso recibiera renovada atención. Es preocupante que las declaraciones finales de los niños insinuaran que podrían haber sido confinados en contra de su elección, al menos temporalmente. Paquetes vacacionales familiares En septiembre de 2025, un grupo de trabajo colaborativo se preparó discretamente para interrogar a Harlan una vez más, esta vez equipado con diez años de avances en ciencia forense y la ominosa carta que indicaba una posible mala conducta. Los agentes encontraron a Thomas Harlan en un remoto pueblo del desierto junto a Santa Fe. Residía solitario en una caravana, subsistiendo realizando diversas tareas. Al ser interrogado, Harlan negó cualquier participación, afirmando que “nunca se había encontrado con esos niños”. Su relato fue compuesto, casi preestablecido. Sin embargo, los detectives poseían más que simplemente su testimonio. Las muestras de suelo de la mochila coincidían con la composición mineral de la cresta situada detrás de la antigua cabaña de Harlan, un área que este había cercado previamente. Imágenes satelitales de 2015, obtenidas de archivos, revelaron una construcción rudimentaria en los meses posteriores a la desaparición.

 

 

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