Cerca de nuestra casa, la escuela ecuestre vecina también se ha sumado a la producción de residuos orgánicos. En resumen, vivimos en una zona de moscas.
En primer lugar, intentamos tapar todas las ventanas con mosquiteras, forrar las puertas con tul e incluso colgar cintas adhesivas, que se convirtieron en auténticas trampas para moscas.
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