Hasta que Mariela miró por esa ventana.
Esa misma noche, los servicios de protección acudieron al hostal. Lucía fue trasladada a un refugio seguro y, gracias al testimonio de Mariela y otros antecedentes, Rubén quedó detenido a la espera de juicio.
Días después, Mariela recibió una carta escrita con letra temblorosa.
“Gracias por no mirar hacia otro lado.”
Mariela la guardó en el bolsillo de su delantal, con la certeza de que, aunque el trabajo en un hostal podía mostrarle las partes más oscuras de la vida, también le permitía encender una luz cuando más se necesitaba.
Y aquella luz había salvado una vida.
