El pasillo, antes un corredor de dolor, se había convertido en un espacio de pura alegría. Edward miró a su alrededor, atónito. El ático ya no pertenecía al recuerdo.
Pertenecía a la vida. Rosa lo miró y, sin palabras, comenzaron a caminar juntos, con movimientos lentos y sincronizados, como un eco del baile que había comenzado entre ella y Noah. Y en ese momento, entre cintas, aplausos y pasos vacilantes que se volvieron sagrados, el silencio, antes una prisión, se convirtió en pista de baile.
Aby zobaczyć pełną instrukcję gotowania, przejdź na następną stronę lub kliknij przycisk Otwórz (>) i nie zapomnij PODZIELIĆ SIĘ nią ze znajomymi na Facebooku.
