Un hombre diagnosticado con cáncer de esófago revela la primera señal que notó y que los médicos ignoraron.

Todo empezó con una molestia apenas perceptible: tragar se volvió un poco incómodo. Nada alarmante al principio. Mark pensó que era un simple reflujo o una leve irritación en la garganta. Con un poco de agua, desapareció.

Pero dos meses después, el problema empeoró. Comer incluso los alimentos más blandos se convirtió en un verdadero desafío. Las comidas, que antes eran    una fuente de renovada alegría   , se convirtieron en una fuente de ansiedad. Así que Mark decidió buscar ayuda.

Un informe médico sin previo aviso

Cuando le describe sus síntomas a su médico, este no parece especialmente preocupado. Al fin y al cabo, Mark es joven, está en forma y no tiene ninguna condición médica preexistente. Promete una prueba de deglución… más tarde.

Pero la intuición de Mark le decía que algo andaba mal. Unos días después, los síntomas se agravaron tanto que acudió a urgencias. Y entonces cayó el hacha: descubrieron un tumor. El diagnóstico era claro:    cáncer de esófago   .

Una lucha inesperada, una fuerza inesperada.

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