La tercera razón es la baja autoestima. Esto obliga a la mujer a luchar para ganarse el amor y el respeto de su marido, a menudo a expensas de su propio bienestar e intereses. Si un marido valora más la comodidad de su esposa que su apariencia, puede suprimir sin querer su deseo de autoexpresión y desarrollo personal.
Es importante comprender que las relaciones deben brindar alegría y apoyo, y no convertirse en una fuente de sacrificio y sufrimiento interminables. Un matrimonio real implica apoyo y respeto mutuos, donde cada miembro de la pareja puede realizarse no sólo dentro de la familia, sino también fuera de ella.
