“TENGO 3 DOCTORADOS” SUSURRÓ HUMILDEMENTE LA COCINERA… ¡EL MILLONARIO SE RÍO, PERO QUEDÓ SIN… Señor Mendoza, su nueva cocinera está aquí.

“Señor Mendoza, su nueva cocinera está aquí.”

Rodrigo levantó la vista con indiferencia. Frente a él estaba una mujer de unos 50 años, vestida con ropa sencilla y el cabello recogido. No llevaba maquillaje, ni joyas.

“¿Usted es la famosa cocinera?” preguntó con sarcasmo.
“Así parece, señor,” respondió ella, sonriendo.

Él arqueó una ceja. “Bueno… ojalá sepa algo más que freír huevos.”

La mujer asintió con serenidad. “Haré lo mejor que pueda.”

EL PRIMER DESAYUNO

A los 20 minutos, un aroma diferente inundó la casa. No olía a simple pan tostado ni a café. Era algo más… refinado.

Rodrigo bajó curioso. En la mesa, había un plato decorado con precisión: tostadas francesas con reducción de frutos rojos al vino tinto, acompañadas de café etíope filtrado con canela.

“¿Qué es esto?” preguntó desconfiado.
“Un desayuno simple, señor,” respondió la cocinera.

El empresario probó un bocado y, sin querer, cerró los ojos. “¿Dónde aprendió a cocinar así?”

Fue entonces cuando ella lo dijo, en voz baja:

“Tengo tres doctorados.”

EL MILLONARIO SE RÍE

Rodrigo soltó una carcajada.

“¿Tres doctorados? ¿Y está cocinando en mi casa? No me haga reír.”

Ella no respondió. Solo siguió limpiando la encimera con calma.

Pero algo en su mirada —esa mezcla de dignidad y tristeza— lo descolocó.

“¿En qué dice tener doctorados?” preguntó con tono burlón.
“En Física, Literatura… y Filosofía,” contestó suavemente.

Él se rió de nuevo. “¿Y qué hace una filósofa cocinando para mí?”

Ella lo miró a los ojos por primera vez.

“Porque la vida no siempre pregunta en qué estás preparado… solo te da hambre, y hay que saber alimentarla.”

EL PASADO OCULTO DE LA COCINERA

Durante las semanas siguientes, Rodrigo empezó a notar cosas extrañas.
La cocinera, Lucía Torres, leía libros en griego antiguo durante sus descansos. A veces, mientras cocinaba, escuchaba audiolibros sobre teoría cuántica.

Intrigado, el millonario mandó a su asistente a investigar.
Tres días después, llegó el informe:

Lucía Torres no era una simple cocinera. Había sido profesora universitaria en tres países, con publicaciones académicas y conferencias internacionales.
Un accidente automovilístico le había arrebatado a su esposo y a su hijo. Devastada, abandonó la academia y desapareció del mundo durante años.

Leave a Comment