Empecemos por el problema más común: ¡las sillas de exterior! Muchas veces, cuando reorganizamos el jardín y la terraza, notamos que durante el invierno se han vuelto amarillentos, aunque cuando los guardamos estaban impecables y sin manchas. El frío, la humedad y la luz solar provocan un color amarillento de los plásticos, que se puede remediar fácilmente . Humedece un paño con vinagre de vino blanco y frótalo sobre la superficie, frotando en las zonas más comprometidas. En definitiva, la pátina amarillenta se desvanecerá y tus sillas volverán a estar impecables.
Otro método muy eficaz, no sólo para estos artículos, sino también para electrodomésticos, encimeras, puertas y muebles, es utilizar agua oxigenada. Nuevamente, se debe aplicar puro y dejar actuar durante una hora. Al final de la instalación, simplemente enjuague bien y seque bien. Muy sencillo, ¿verdad?
Pero vayamos al auténtico as bajo la manga de cualquier ama de casa que se proponga renovar el plástico amarillento: ¡ la pasta de dientes! Aunque parezca impensable, marcará la diferencia, siempre que utilices la versión blanqueadora.
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