Salsa bechamel Casero



En una olla pequeña, calienta la leche hasta que esté casi hirviendo, pero sin dejar que llegue a ebullición. Mantenla caliente a un lado.
Hacer un roux:

En otra olla, derrite la mantequilla a fuego medio. Una vez derretida, añade la harina y mezcla bien con una cuchara de madera o un batidor de mano.
Cocina la mezcla de mantequilla y harina, conocida como roux, durante unos 2 minutos, revolviendo constantemente. No dejes que el roux se dore; debe permanecer de color claro para que la salsa bechamel mantenga su color blanco característico.
Incorporar la leche caliente:

Añade gradualmente la leche caliente al roux, vertiendo poco a poco y mezclando constantemente con el batidor para evitar la formación de grumos. Es importante añadir la leche lentamente y batir bien para asegurar una textura suave y uniforme.
Cocinar la salsa:

Continúa cocinando la mezcla a fuego medio, revolviendo constantemente, hasta que la salsa empiece a espesar y comience a hervir suavemente.
Cocina la bechamel durante unos 8-10 minutos más después de que comience a hervir, hasta que alcance la consistencia deseada y no tenga sabor a harina cruda.
Condimentar:

Sazona la salsa bechamel con sal, pimienta blanca y una pizca de nuez moscada rallada (si la estás usando). La nuez moscada añade un toque clásico y sutil que complementa bien la salsa.
Colar y enfriar (opcional):

Para obtener una textura extra suave, puedes colar la salsa a través de un colador fino.
Si no la vas a usar inmediatamente, cubre la superficie de la salsa con film plástico para evitar que se forme una piel en la superficie mientras se enfría.
Esta salsa bechamel básica puede ser utilizada tal cual o enriquecida con otros ingredientes como queso para una salsa Mornay, o espinacas y alcachofas para un dip cremoso. Es perfecta para platos gratinados, pastas, y mucho más.

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