Mucha gente considera que una tabla de cortar es un elemento esencial de la cocina: solo una herramienta para picar verduras o preparar ingredientes sin pensarlo mucho.
Sin embargo, escondida entre muchos armarios de cocina antiguos, se esconde una joya: una tabla de madera extraíble con una historia fascinante. Estas tablas no estaban pensadas originalmente para cortar.

En cambio, fueron diseñados como espacios dedicados a una de las prácticas culinarias más antiguas y queridas: hornear pan.
Mucho antes de los electrodomésticos modernos y las encimeras amplias, los panaderos caseros dependían de estas resistentes superficies de madera para amasar, dar forma a los panes y preparar comidas que eran fundamentales para la vida familiar.
En las cocinas de antaño, la tabla extraíble era una herramienta práctica y fiable. Su superficie lisa era ideal para manipular la masa y, una vez horneada, se podía guardar fácilmente en el armario para mantener la cocina ordenada.
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