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- En un bowl grande, combina el agua tibia, el azúcar y la levadura seca. Revuelve hasta que la levadura se disuelva.
- Luego, se agrega la leche y mezcla bien.
- Después, se tamiza la harina de trigo y agrégala a la mezcla anterior junto con la sal. Revuelve con una espátula hasta que se forme una masa pegajosa.
- Paso siguiente, incorpora la manteca blanda y continúa amasando con las manos. Puedes agregar un poco más de harina si es necesario.
- Paso siguiente, amasa la masa sobre una superficie enharinada durante otros 3-4 minutos hasta que esté suave y elástica.
- Cubre la masa con un paño y déjala reposar en un lugar cálido durante 1 hora para que doble su tamaño.
- Mientras tanto, precalienta el horno a 190° C y engrasa los moldes con manteca.
- Divide la masa en 4 partes iguales y forma una bola o bollito con cada pieza.
- Luego, se coloca las bolas de masa en los moldes preparados y cubre con un paño. Deja reposar en un lugar cálido durante 20 minutos más.
- Finalmente, se hornea durante 25-30 minutos o hasta que estén dorados y cocidos por completo.
- Coloca un recipiente con agua en el fondo del horno para crear vapor y obtener un pan más esponjoso.
- Deja enfriar antes de desmoldar y disfrutar de tus deliciosos pancitos caseros.
CONSEJOS:
Temperatura del agua: Asegúrate de que el agua esté tibia, no caliente ni fría. El agua tibia ayudará a activar la levadura de manera más efectiva.
Levadura fresca: Si prefieres usar levadura fresca en lugar de levadura seca, ajusta la cantidad según las indicaciones del fabricante. La levadura fresca puede requerir más tiempo de activación.
Amasado adecuado: Amasa la masa lo suficiente para desarrollar el gluten, lo que proporcionará la estructura necesaria para el pan. Sin embargo, evita amasar en exceso, ya que puede resultar en un pan duro.
Tiempo de reposo: No apresures el tiempo de reposo de la masa. Permite que la masa repose lo suficiente para que doble su tamaño, lo que mejorará la textura y el sabor del pan final.
Horno precalentado: Asegúrate de precalentar el horno a la temperatura indicada antes de colocar el pan en él. Un horno caliente garantizará una cocción uniforme y una buena elevación del pan.