Es bueno saberlo: para agregar sabor a sus mermeladas y jaleas, agregue saborizantes al final de la cocción para crear un elemento sorpresa al probarlas. Vainilla con albaricoques o membrillo, tomillo con ciruelas, menta o verbena con fresas o frambuesas.
Probamos la cocción
Para saber si tu mermelada está suficientemente cocida, coge un poco de mermelada con una cuchara de madera e inclínala sobre un plato. Si cae en gotas grandes en lugar de un chorrito, ¡está listo!
Otro consejo: vierte 1 cucharadita de mermelada en un plato enfriado en el frigorífico. Deje enfriar y luego presione con el dedo. Si la superficie de la mermelada se arruga, está bien cocida. Puedes dejar de cocinar. Una vez terminada, vierte la mermelada caliente en frascos, hasta 1 cm del borde. Ciérrelos y déles la vuelta para crear un vacío y desinfectar la tapa.
Es bueno saberlo: para mermeladas y jaleas, necesitas frascos de vidrio (también llamados “tarros de mermelada”) con tapa o frascos de vidrio con tapas metálicas de rosca. Y, para personalizar tus conservas, dispone de un stock de etiquetas. Indicarás el contenido de tu tarro o el sabor de tu mermelada, sin olvidar la fecha de elaboración.
Esterilización, imprescindible
Previamente, antes de cada uso, limpie cuidadosamente el recipiente para mermelada o la cacerola con agua caliente. En cuanto a los frascos, es imprescindible esterilizarlos antes de llenarlos. Porque el éxito de tus logros depende de una higiene impecable. Para ello, puedes utilizar el método tradicional.
En una olla a presión o en una cacerola, hierve tu equipo sin olvidar las arandelas de goma y luego sécalo sobre un paño limpio y planchado para asegurarte de haber destruido los microbios que aún puedan quedar allí. Con este método será útil un termómetro de esterilización porque la temperatura debe alcanzar al menos 100°C. Quizás prefieras la esterilización con un esterilizador eléctrico.
Jalea, una alternativa a la mermelada
A diferencia de la mermelada, que utiliza la fruta entera, la gelatina se elabora únicamente con el jugo de la fruta. Se obtiene frío, triturando los frutos en un colador sobre un plato, o caliente cociéndolos y dejando escurrir la pulpa a través de una bolsa de gelatina durante la noche. Una vez recogido el jugo lo cocemos a fuego lento mezclado con azúcar hasta obtener una gelatina.