Qué comer para tener energía después de los 60: alimentos clave para la vitalidad y el bienestar.

Agua: La energía que no puedes ver

La deshidratación es una causa común de fatiga en los adultos mayores. A menudo se confunde con la falta de hidratación. Beber suficiente agua (al menos de 6 a 8 vasos al día) ayuda a mantener la mente alerta y el cuerpo activo.

Consejo:   Añade rodajas de limón o pepino para darle sabor al agua y hacerla más fácil de beber.

Legumbres: Poder vegetal para las personas mayores

Las lentejas, los garbanzos y los frijoles son excelentes fuentes de hierro, fibra y proteína vegetal. El hierro es esencial para transportar oxígeno en la sangre y prevenir la anemia, una causa común de fatiga en los adultos mayores.

Idea de comida:   La sopa de lentejas con verduras es económica, nutritiva y refrescante.

Verduras verdes: clorofila y hierro natural

 

 

La espinaca, el brócoli, la acelga y la col rizada son ricos en hierro, magnesio y folato. Estos nutrientes ayudan a producir energía a nivel celular y mejoran la oxigenación del cuerpo.

Modo de consumo:   Se puede añadir a batidos verdes, tortillas o platos salteados al wok.

Chocolate negro: un estimulante natural

Incluso una pequeña cantidad de chocolate que contenga más de un 70% de cacao puede mejorar tu estado de ánimo y aumentar tu energía gracias a la cafeína y la teobromina que contiene.

Nota:   Evite el chocolate con mucha azúcar o leche agregada.

Yogur natural: energía con probióticos

El yogur es una fuente de calcio, proteínas y probióticos, que favorecen la digestión y aumentan la absorción de nutrientes. Una digestión adecuada es clave para obtener energía.

Opción saludable:   Yogur natural con fruta y avena.

Después de los 60 años, la energía depende no solo del descanso, sino también de la alimentación. Una dieta variada, rica en nutrientes, fibra, proteínas de alta calidad y una buena hidratación te ayudarán a mantenerte activo, mentalmente alerta y a disfrutar de una mejor calidad de vida. Recuerda complementar tu dieta con actividad física moderada y chequeos médicos regulares.

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