Esta capa no sólo sirve para asegurar el parabrisas, sino que también protege el sellador de poliuretano de la destrucción bajo la influencia del sol, asegurando una fuerte conexión entre el vidrio y la carrocería.
Hasta los años 60 y 70 del siglo XX, los fabricantes de automóviles buscaban formas de mejorar la sujeción del parabrisas, alejándose del uso de juntas de goma, que con el tiempo se agrietaban y goteaban. La solución fue unir el vidrio usando un sellador de poliuretano, eliminando fugas, corrosión y problemas de seguridad.
Los puntos negros se han convertido en una solución a los problemas asociados con el pegado del vidrio, evitando que la luz solar directa penetre en el sellador y aportando una estética adicional. Además, ayudan a disimular defectos de fijación y sirven como elemento de diseño que indica la originalidad del vidrio. Así, los puntos negros juegan un papel importante.