En primer lugar, toma un bol amplio en el que deberás cortar la mozarella y el jamón cocido en dados pequeños y picar la albahaca. En el mismo recipiente añade el tomate frito y el queso emmental y mézclalo todo bien hasta obtener nuestro relleno para las pizzas.
En este caso, trabajaremos con cuatro tortillas de trigo para obtener cuatro pizzas enrolladas. Coge las tortillas de trigo y rellénalas dejando los extremos libres igual que harías con una base de pizza convencional. Enróllalas con cuidado y, cuando las tengas listas, introdúcelas en el horno y cocina unos 10 minutos a 180 ºC.
Otra forma de cocinarlas es pasándolas por la plancha hasta que queden bien tostadas por ambos lados. Si quieres prevenir que no se salga el relleno hasta el momento de consumirlas, puedes colocar un palillo en cada tortita para sellarla bien. Como acompañante de las pizzas enrolladas, coloca un poco de rúcula a modo de ensalada y alíñala bien con aceite de oliva para dar ese toque verde y crujiente (también puedes añadirla al relleno).
Si finalmente te decides por hacer la pizza enrollada con base de pizza convencional, solo tendrás que seguir unos pasos muy sencillos que añadirán unos pocos minutos más de preparación a la receta. Primero deberás darle forma cuadrada a la masa al extenderla con la ayuda de un rodillo y después tendrás que rellenarla con los ingredientes que más te gusten, empezando por la base de tomate y queso (dejando siempre los extremos libres para que el rollito después se cierre sin que se salga el relleno).
A continuación, deberás enrollarla con cuidado presionando poco a poco hasta que quede bien compacta. Sella las puntas de tu rollito con un poco de masa restante o bien aprovechando el espacio libre de los extremos de la pizza. Píntala con un poco de aceite que le dará un toque crujiente y espolvorea orégano por encima (algo que también puedes hacer con las tortillas de trigo). Por último, tendrás que hornear en este caso durante 20 minutos a 200 ºC y tendras tu plato listo para servir.