¿Y si, en algún lugar, aún existieran historias capaces de restaurar nuestra fe en la humanidad? El de Richard Morel es uno de esos raros relatos que dejan una huella imborrable. Una historia verdadera, conmovedora y tierna de un hombre solo que se enfrenta a una decisión inmensa… y de un amor más fuerte que los prejuicios.
Una promesa susurrada, una vida transformada

Es 1979. Richard acaba de perder a su esposa, Anne. Juntos, soñaban con una familia numerosa. Sin embargo, en las últimas palabras de Anne, una simple frase cambiaría su destino:
«No dejes que el amor muera conmigo. Encuéntrale un lugar donde vivir».
Una tarde tormentosa, impulsado por una premonición, Richard entra en el orfanato de Sainte-Marie . Allí, en un pasillo tenuemente iluminado, descubre a nueve niñas a punto de ser separadas. Todas negras, todas hermanas. Nadie quería adoptar a todas las hermanas.
Richard, sin dudarlo, pronuncia estas palabras que cambiarán su vida para siempre:
“Me los llevo. A todos”.
Contra viento y marea
Esta decisión hace que muchos se estremezcan. Los vecinos murmuran, algunos amigos se alejan. Pero a Richard no le importa. Vende su coche, acepta dos trabajos y hace las camas de sus hijos . Aprende a trenzar el pelo, a cantar canciones de cuna y a calmar las pesadillas.
Su casa se convierte en un pequeño mundo propio: risas, peleas, deberes, fiestas de cumpleaños improvisadas … y sobre todo, amor incondicional.
Nueve caminos, un latido
Cada una de las niñas crecerá llevando dentro de sí una parte de esta extraordinaria historia .
Léa , la mayor, transformará sus heridas en luz. Convertida en profesora de literatura, enseña a los niños el poder de las palabras, la lectura y la resiliencia.
Manon , la fogosa, se abrirá camino en el mundo del derecho. Rebelde de gran corazón, se convertirá en abogada para defender a los más vulnerables.