Mi nuera me hizo pagar el papel higiénico, así que le di una lección que jamás olvidará.

Guardé todos los recibos y los dejé ordenadamente sobre la encimera con una nota explicando lo que había gastado en “no aprovecharme de los demás”. Resultó ser más de lo que suelen gastar en la compra mensual.

 

 

Desde entonces no ha vuelto a mencionar el tema de cobrarme, aunque se nota que sigue molesta. Mientras tanto, a los niños se les ilumina la cara cada vez que voy, sabiendo que les traeré algo especial, y la verdad es que eso es lo que más me alegra.

Solo con fines ilustrativos

Adoro a mis nietos, pero no debería tener que pagar por el papel higiénico cuando los cuido gratis. Toda esta experiencia me ha demostrado lo mezquina que puede ser mi nuera. Ahora no sé cómo mantener una buena relación con mis nietos sin que su comportamiento interfiera.

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