Me llamo Clara Álvarez, y durante años fui exactamente lo que mi marido decía que yo era: “una ama de casa”. Eso repetía con una sonrisa condescendiente cada vez que alguien me preguntaba a qué me dedicaba. Javier Morales, mi esposo, era el CEO de Morales & Asociados, una empresa de logística que había crecido rápido, y con el crecimiento, también creció su ego… y su desprecio por mí.
Yo había dejado mi trabajo como analista financiera cuando nació nuestro hijo. No porque no me gustara mi carrera, sino porque él insistió en que “ya no era necesario”. Según Javier, lo mejor que yo podía hacer era “cuidar el hogar” mientras él conquistaba el mundo. Y yo, por amor, lo acepté.
Hasta aquella noche.
Habíamos asistido a un evento empresarial en un hotel elegante de Madrid. Javier me obligó a ir, pero no para presumirme, sino para que yo “luciera como una esposa perfecta” mientras él negociaba. A mitad de la cena, lo vi: una mujer con vestido rojo, excesivamente segura, demasiado cercana, riéndose de todo lo que él decía. Yo la observaba sin respirar. No era una compañera de trabajo. Era algo peor.
Se llamaba Sofía Rivas. Lo supe porque la presentaron en voz alta. Ella tomó la copa de vino y, “accidentalmente”, la derramó sobre el suelo, justo delante de mí.
⬇️Para obtener más información, continúa en la página siguiente⬇️
Aby zobaczyć pełną instrukcję gotowania, przejdź na następną stronę lub kliknij przycisk Otwórz (>) i nie zapomnij PODZIELIĆ SIĘ nią ze znajomymi na Facebooku.
