Instrucciones
Comenzamos separando las yemas de las claras, teniendo cuidado de que no se mezclen (que no queden restos de yema en las claras) para que estas monten bien.
Ponemos una pizca de sal a las claras y comenzamos a batir…
Montando las claras… hasta que queden bien montadas.
Claras montadas
Cuando estén montadas las claras, las reservamos.
Ahora continuamos con las yemas que habíamos separado, poniéndolas en una fuente, agregándolas el azúcar y mezclando bien.
Agregando el azúcar a las yemas
Seguidamente agregamos el aceite de oliva a la mezcla y batimos hasta que quede bien integrado.
Añadiendo el aceite a la mezcla
En este punto añadimos la ralladura de limón y el sobre de gasificante. También podéis utilizar levadura química o polvo de hornear.
Incorporando la ralladura y el gasificante
Ahora tamizamos la Maizena y mezclamos bien hasta obtener la masa para nuestro bizcocho.
Tamizando la Maizena
No os preocupéis si os queda una masa muy densa y difícil de mezclar, al no llevar muchos líquidos esto es normal. Una vez que incorporemos las claras (en el siguiente paso), la masa se vuelve más manejable.
Poco a poco, y con movimientos suaves y envolventes, vamos integrando las claras con el resto de la masa. Este paso lo haremos con mucho cuidado, para que las claras no se bajen, y así nos quede un bizcocho aireado y esponjoso.
Integrando las claras
Ahora es el momento de preparar nuestro bizcocho para meterlo al horno. Para ello forramos el molde con papel de hornear, para que el bizcocho no se pegue, y agregamos la masa.
Masa en el molde
Llevamos el bizcocho al horno, precalentado a 180ºC, y lo horneamos durante 30-35 minutos (dependiendo de cada horno).
Cuando el bizcocho esté listo, lo sacamos del horno, dejándolo reposar 10 minutos en el molde, para después desmoldarlo sobre una rejilla y dejarlo enfriar. Al poner el bizcocho sobre una rejilla evitamos que este se humedezca.