Me siento como si estuviera en un callejón sin salida

Incluso después de la fecha de caducidad, muchos productos enlatados siguen siendo seguros para comer. Use esta lista de verificación:
Mira: Revisa si hay tapas abultadas, óxido, abolladuras (especialmente en las costuras) o fugas.
Olor: ¿Agrio, metálico o podrido? Tíralo.
Sabor: Si la lata se ve y huele bien, prueba una pequeña cantidad. Si sabe raro, no lo comas.
El almacenamiento importa: Cómo extender la vida útil de tus alimentos.
La longevidad de los alimentos enlatados depende en gran medida de cómo se almacenan:
Temperatura: Almacena en un lugar fresco (50-70 °F) y seco.
Humedad: Mantén las latas alejadas de sótanos húmedos o garajes calientes.
Luz: Evita la luz solar directa para evitar la degradación del sabor y los nutrientes.
El almacenamiento adecuado puede ayudar a que muchos alimentos enlatados duren mucho más allá de sus fechas de caducidad sugeridas.
El costo ambiental y económico del desperdicio de alimentos
Tirar alimentos que aún son seguros para comer no solo es costoso, sino también perjudicial para el medio ambiente. En Estados Unidos, más del 30% de los alimentos se desperdician cada año, lo que contribuye al uso excesivo de vertederos y a las emisiones de gases de efecto invernadero. La interpretación incorrecta de las fechas de caducidad es fundamental.
Consejos para reducir el desperdicio de alimentos mediante un mejor conocimiento de las etiquetas.
No se preocupe por las fechas: es un problema de calidad, no de seguridad.
Rote los productos de la despensa para que los más antiguos se usen primero (FIFO: primero en entrar, primero en salir).
Compre solo lo que necesite, especialmente los perecederos.
Done los productos no perecederos que se acerquen a su fecha de caducidad a los bancos de alimentos locales si no los usa.

En resumen: Cuida tu vida útil.
Comprender el significado de las fechas de caducidad, especialmente para los productos enlatados, ayuda a los consumidores a reducir el desperdicio, ahorrar dinero y adoptar un enfoque más sostenible. Al usar tus sentidos, almacenar los alimentos con prudencia y conocer su vida útil típica, puedes aprovechar al máximo tus productos básicos con confianza.

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