Un acto de cuidado al planificar una salida
Durante los días siguientes, Ava actuó como si nada hubiera cambiado. Asistía a cenas, escuchaba las historias de Charles y permanecía en silencio, pero su mente trabajaba sin parar.
Cada noche, susurraba a través de la puerta de Lily, recopilando lo que necesitaba saber. Lily llevaba años en una relación con Charles. Cuando intentó irse, él la mantuvo dentro de la mansión “por su seguridad”, o eso decía.
Ava estudió las rutinas de los guardias, las cámaras de seguridad, los puntos ciegos. Esperó la más mínima oportunidad.
La llave escondida en la chimenea
Una noche, mientras Charles estaba fuera en un evento benéfico, Ava encontró algo escondido detrás de un ladrillo suelto en la chimenea: una pequeña llave de plata.
Su pulso se aceleró. Este era el momento que necesitaba.
Fue a la puerta de Lily y le susurró: «Prepárate. Mañana nos vamos».
La huida a través de la mansión tranquila
Al día siguiente, Ava creó una distracción: una llamada urgente que atrajo a los guardias al otro lado de la mansión. Corrió al pasadizo secreto, abrió la puerta y Lily se desplomó en sus brazos, aliviada.
Su huida parecía interminable. Cada crujido del suelo, cada sombra en el pasillo, hacía latir con fuerza el corazón de Ava.
Pero finalmente, salieron y desaparecieron en las calles de Boston.
Lily, respirando nuevamente el aire libre, se aferró a Ava en gratitud.

El momento en que Charles se dio cuenta de que había perdido el control
Cuando Charles llegó a casa y encontró la habitación vacía, su expresión, normalmente tan controlada, se transformó en pánico.
Ava, que seguía en casa para evitar sospechas, mantuvo la calma.
No podía confrontarla sin revelar todo lo que había ocultado.
Y Ava ya sabía lo que tenía que hacer.
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