Matón de Escuela Se Mete con la CHICA EQUIVOCADA—10 Segundos Después, Se Arrepiente Para Siempre…

“Ups”, dijo con una sonrisa burlona. Se me resbaló. El comedor entero quedó en silencio. Todos esperaban la reacción de Sofía. se pondría a llorar, se levantaría corriendo, se quedaría en shock. Pero en lugar de eso, Sofía levantó la vista y miró directamente a Marcos. Y fue ahí cuando pasó algo que nadie esperaba. Marcos sintió algo extraño.

La mirada de Sofía no tenía miedo. No había rastro de rabia, ni frustración, ni vergüenza, solo una calma inquietante, como si él no significara nada. Por primera vez en su vida, Marcos sintió un escalofrío recorriéndole la espalda, pero claro, no podía permitir que nadie lo viera dudar, así que decidió llevar la humillación un paso más allá.

Y bien, novata, dijo en tono burlón, no vas a hacer nada. Lo que Sofía hizo a continuación, nadie lo vio venir. El comedor entero estaba en silencio. Todos esperaban que Sofía reaccionara de la forma en que lo hacían las víctimas de Marcos con miedo, lágrimas o súplicas. Pero Sofía simplemente inclinó la cabeza y sonró. No fue una sonrisa nerviosa ni forzada.

Fue una sonrisa pequeña, casi imperceptible, como si acabara de escuchar un chiste que solo ella entendía. No voy a hacer nada, repitió en voz baja. No, Marcos, tú eres el que no harás nada. El matón frunció el ceño. No estaba acostumbrado a respuestas como esa. Nadie le hablaba con esa tranquilidad, como si no le tuvieran miedo.

Perdón, dijo tratando de intimidarla. Sofía se levantó lentamente de su asiento. A pesar de ser más baja que Marcos, su presencia se sintió enorme. El comedor entero contuvo la respiración. Algo estaba mal. “Te encanta hacer esto, ¿verdad?”, continuó Sofía con voz serena. ver a los demás temblar, verlos humillados, sentirte poderoso.

Marcos sintió un extraño nudo en el estómago. No entendía por qué, pero la manera en que Sofía hablaba le incomodaba profundamente. “Cierra la boca, niña rara”, soltó tratando de recuperar el control de la situación. Pero entonces Sofía dio un paso adelante y Marcos, sin darse cuenta, dio un paso atrás. El comedor entero se quedó sin aire.

Marcos nunca retrocedía, nunca. Los murmullos empezaron a llenar el lugar. Sus seguidores intercambiaron miradas nerviosas. Marcos apretó los puños sintiéndose expuesto. No podía permitir que esto pasara. “Quédate quieta”, gruñó levantando la mano como si fuera a empujarla. Pero Sofía no se movió ni un centímetro.

Sus ojos nunca dejaron de mirarlo y entonces, con una voz baja y cortante le susurró algo que nadie más pudo escuchar. Las palabras hicieron que Marcos se congelara en el acto. El matón se puso pálido, sus manos temblaron y en cuestión de segundos su expresión de superioridad se convirtió en puro terror.

Los estudiantes observaron con asombro. Nunca en toda su vida habían visto a Marcos así. ¿Qué demonios le había dicho Sofía? El comedor entero miraba en silencio. Marcos estaba paralizado. Su rostro, que siempre reflejaba arrogancia y desprecio, ahora mostraba algo que nadie había visto en él. Miedo genuino. Eh, ¿qué qué dijiste? balbuceó con la voz temblorosa.

Sofía inclinó la cabeza con esa misma pequeña sonrisa. Nada que los demás necesiten escuchar, respondió con calma. Marcos sintió un escalofrío recorrerle la espalda. ¿Cómo era posible? Cómo esta chica, a la que había escogido como su víctima lo había dejado en ese estado con solo unas palabras.

El comedor entero estalló en murmullos. Los seguidores de Marcos se miraban entre ellos confundidos. ¿Por qué su líder, el chico más temido de la escuela, parecía tan asustado. “Marcos, ¿estás bien?”, preguntó uno de ellos. Pero Marcos no contestó. No podía. Sofía recogió su mochila del suelo y salió del comedor tranquilamente, como si nada hubiera pasado.

Pero en la escuela el rumor ya había comenzado a esparcirse. ¿Viste la cara de Marcos? Nunca lo había visto así. ¿Qué le dijo esa chica? Dicen que su familia es peligrosa, que tiene un pasado oscuro. Los chismes crecieron rápido. Algunos aseguraban que Sofía venía de una escuela donde había dejado a un matón en el hospital. Otros decían que su familia tenía conexiones con personas que nadie quería mencionar, pero lo cierto era que nadie sabía la verdad y eso hacía que la historia fuera aún más aterradora.

Marcos intentó actuar como si nada hubiera pasado, pero algo dentro de él se había quebrado. No podía concentrarse en clase. No podía mirar a Sofía sin sentir que su estómago se retorcía. Nunca había sentido algo así. Esa noche, por primera vez en su vida, soñó que alguien lo estaba persiguiendo y esa persona era Sofía. Marcos no podía sacarse a Sofía de la cabeza.

Cada vez que la veía en los pasillos, su estómago se revolvía. Algo en ella lo inquietaba profundamente. Pero lo peor era lo que estaba ocurriendo en la escuela. Su reputación se desmoronaba. Los estudiantes que antes bajaban la mirada cuando él pasaba, ahora lo observaban con curiosidad, incluso con burla.

Sus propios seguidores parecían menos seguros al estar a su lado y todo por culpa de esa chica. Marcos decidió que tenía que recuperar el control. El viernes, al final del día, esperó a Sofía en el patio trasero de la escuela. un lugar sin cámaras, sin profesores, sin testigos. Cuando ella salió del edificio, él se adelantó y le bloqueó el paso.

“Tú y yo tenemos que hablar”, dijo intentando sonar amenazante. Sofía lo miró con la misma calma de siempre. “Ahora si quieres escucharme”, respondió. Eso solo lo enfureció más. No entendía cómo ella podía ser tan fría. No sé qué crees que sabes sobre mí, pero Marcos dio un paso adelante. No tienes idea de con quién estás jugando. Sofía suspiró como si estuviera aburrida.

Eso mismo iba a decirte. Y antes de que Marcos pudiera reaccionar, ella se movió. En menos de un segundo, Sofía lo derribó. Un solo movimiento, un giro rápido, un barrido con el pie y el matón más temido de la escuela estaba en el suelo, boquiabierto. Todo ocurrió tan rápido que Marcos ni siquiera entendió qué pasó.

Lo siguiente que sintió fue el frío del concreto en su espalda y el peso del cuerpo de Sofía sobre él, inmovilizándolo con una facilidad humillante. Y entonces ella se inclinó y le susurró al oído, “Si vuelves a tocarme, haré algo peor que humillarte.” Marcos se quedó sin palabras. Por primera vez en su vida, él era el que estaba en el suelo.

Él era el que estaba temblando. Y lo peor de todo es que Sofía ni siquiera parecía estar haciendo un esfuerzo. Finalmente ella se levantó y lo dejó ahí tirado. Marcos no pudo moverse, no porque estuviera lastimado, sino porque su cuerpo no le respondía. En menos de 10 segundos, todo lo que él había construido se había derrumbado y lo peor aún estaba por venir.

El rumor se esparció como fuego en un bosque seco. Al principio nadie lo creyó. Marcos, el terror de la escuela, derribado en segundos por una chica, pero cuando más testigos empezaron a confirmar la historia, la incredulidad se convirtió en burla. En serio, Marcos fue aplastado por la nueva. Dicen que ni siquiera se defendió. Ja.

 

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