A nadie le gustan los anuncios de productos de belleza. Las modelos que presentan cosméticos, cremas faciales o productos para el cabello siempre parecen bellezas perfectas y condescendientes. No nos ayuda ver anuncios producidos por maquilladores y magos de la animación. Su piel impecable nos hace estremecer ante nuestras propias imperfecciones y arrugas.
Su cuerpo esbelto nos hace conscientes de nuestro propio peso. Su suntuosa cabellera hace que nuestro cabello luzca feo, dependiendo de si lo encontramos demasiado fino, demasiado voluminoso, demasiado rizado, demasiado encrespado, etc. Entonces compraremos lo que el modelo quiere vendernos porque desesperamos de llegar a ser tan perfectos como este modelo. Es cierto que nunca lo admitiríamos en voz alta, pero así es como nos sentimos.
La campaña publicitaria de Dove es diferente. Los modelos que emplean son mujeres y niñas reales como nosotras. Los anuncios de Dove muestran a personas reales que hablan de sentirse inseguras acerca de su apariencia física y luego se dan cuenta de que son hermosas tal como son. Calienta nuestros corazones y nos da confianza en nosotros mismos.
Compramos Dove porque preferimos escuchar a una empresa que nos dice “ya eres hermosa” que a una que nos grita “¡eres fea y por eso necesitas este producto ahora!”. »
Dado que se trata de una empresa que anuncia “belleza real”, creemos que utilizan ingredientes naturales. Sin embargo, ¡muchos productos Dove contienen componentes tóxicos!
Los inicios de la paloma.
Dove comenzó en 1957 cuando los hermanos Lever produjeron un “jabón de belleza” original. Anunciaron que su producto era “mucho mejor para la piel” en comparación con otros jabones porque era suave y contenía “una cuarta parte de crema limpiadora”. Su logo representaba la silueta de la paloma que vemos hoy. Las modelos eran típicas de los anuncios de productos de belleza de la época, finas, de labios rojos y femeninas.
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