¡Los preparo al menos 8 veces al año porque son muy buenos y fáciles! ¡Ya puedo saborearlos!

1. Comience precalentando el horno a 350 °F (175 °C) y engrasando ligeramente una bandeja para hornear.
2. Sobre una superficie limpia, desenrolle la masa de medialunas y separe los triángulos.
3. En un bol, mezcle suavemente las mitades de fresas frescas con el azúcar granulada, el extracto de vainilla, la canela y la nuez moscada hasta que queden ligeramente cubiertas.
4. Coloque un pequeño montoncito de la mezcla de fresas en el extremo más ancho de cada triángulo de masa.
5. Enrolle con cuidado la masa comenzando por el extremo relleno de fresas, metiendo los lados hacia adentro a medida que avanza para mantener el relleno ajustado como un insecto en una alfombra.
6. Coloca los dumplings en la placa para horno engrasada y pincela cada uno con mantequilla derretida. Espolvorea un poco de azúcar por encima para que queden dorados y crujientes.
7. Hornee en el horno precalentado durante unos 12 a 15 minutos o hasta que los dumplings estén inflados y dorados, y las bayas burbujeen de alegría.
8. Dejar enfriar un poco antes de servir porque como siempre decía mi abuela: “La paciencia es el ingrediente secreto”.
Variaciones y consejos :
– Siéntete libre de cambiar las fresas por otras bayas o una mezcla, dependiendo de lo que esté en temporada o sea abundante en tu jardín.
– Un poco de ralladura de limón o naranja realzará los sabores y agregará un toque agradable.
– Si tienes un poco más de tiempo, haz un glaseado simple con azúcar en polvo y leche para rociar sobre los dumplings tibios.
– Recuerda, comprar y congelar fresas frescas de temporada te permitirá saborear este manjar durante todo el año.
– Para esos días ajetreados o invitados inesperados, ten a mano una lata de panecillos en forma de medialuna y una bolsa de bayas congeladas, y estarás listo para preparar este reconfortante plato en poco tiempo.
Cada bocado de estos dumplings de fresa es un dulce recordatorio de las sencillas alegrías que puede aportar cocinar y compartir la comida. Puede que se conviertan en una nueva tradición en tu hogar, conectando los hilos dorados del pasado y el presente en torno a tu mesa.

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