Lo que mi hija casi tocó podría haberle costado la vida

Imagínense esto: un cielo radiante, una cesta de picnic repleta, el sonido de las risas de los niños resonando en nuestros oídos… Así fue exactamente nuestro día ese domingo. Habíamos encontrado un lugar con sombra, un poco apartado del camino, ideal para disfrutar de la paz y la tranquilidad. Todo parecía perfecto. Hasta que nuestra hija vio un árbol “diferente a los demás”… y se acercó a él.

La curiosidad infantil que casi cuesta cara

“¡Mamá, papá, vengan a ver! ¡El árbol tiene rayas, es tan hermoso!”
Su voz estaba llena de asombro. Mi esposo, sentado a mi lado, levantó la vista y tuvo un mal presentimiento. En un instante, se levantó y se unió a nuestra hija. A pocos centímetros, su mano descansaba sobre algo que nunca imaginamos encontrar…

Lo que pensábamos que era un simple patrón natural no era más que un grupo de insectos extremadamente discretos e irritantes.

El enemigo invisible: cuando la naturaleza se mimetiza con el fondo

 

 

 

 

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