Primero, retira el tul de las ventanas y vierte agua tibia en un recipiente. Agrega seis cucharadas de sal y revuelve bien. La sal eliminará el amarilleo y ablandará el agua.
Después, colóquelo en un recipiente, cubriéndolo completamente con agua. Déjelo reposar de 5 a 7 minutos.
Luego vierte el agua y enjuaga el tul.
Llena el recipiente con agua tibia y añade dos cucharadas de vinagre. Deja el tul en remojo durante 10 minutos. Retira la cortina y enjuágala con agua tibia limpia.
Luego, cuélgala para que se seque.
En sólo un par de horas, logré devolverle al tul el blanco níveo que tenía originalmente.