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Una infusión calmante para la tos.
Remoje dos o tres hojas frescas (lavadas y picadas) en una taza de agua caliente durante diez minutos. Cuélelas y disfrútelas. Hidratante y suave , esta infusión puede suavizar la garganta y aliviar la tos seca, especialmente por la noche.
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Una cataplasma para las articulaciones sensibles
Machaca unas hojas hasta formar una pasta y aplícala en las zonas doloridas (rodillas, muñecas y hombros). Deja actuar quince minutos antes de enjuagar. Ideal para después de un paseo o de hacer jardinería.
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Una inhalación beneficiosa
Calienta agua en una cacerola , añade de tres a cuatro hojas de sándalo, coloca el rostro sobre ellas e inhala el vapor durante cinco minutos (con cuidado). Este truco puede ayudar a despejar las vías respiratorias.
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Una hoja para masticar para la garganta.
Tome un trocito de hoja (de unos dos centímetros), mastíquelo unos instantes para liberar el jugo y luego escupa la pulpa. Esto puede formar una película calmante en la garganta, útil para la irritación leve.
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La punta verde para la moral
Coloca una maceta pequeña con hojas vivas cerca de tu sillón favorito. Toca sus hojas todos los días. Es sencillo, pero este contacto regular con una planta viva puede ayudar a reducir el estrés , según algunos estudios. Además, es agradable a la vista.
Una planta, tradiciones… y mucha dulzura
En algunas regiones tropicales, estas prácticas forman parte de la vida cotidiana. Por ejemplo, Jacques, de 65 años, un jardinero jubilado , probó el té de hoja de vida durante un invierno seco para calmar su tos nocturna. Según él, «me sentó bien y, sobre todo, me relajó ». ¿Por qué no probarlo tú mismo?
Para ponerlo a prueba con sentido común
Como con cualquier planta, es fundamental proceder con precaución. Antes de incorporar la hoja de la vida a tu rutina, consulta con un profesional, especialmente si tomas medicamentos o padeces alguna afección médica específica. Y recuerda: estos consejos nunca sustituyen la consulta médica.