Me dijeron que era un método sencillo que usaban para ver si alguien había intentado entrar mientras ellos estaban fuera.
Si la lámina se hubiera roto o tocado, significaría que alguien había tocado el mango.
Como todavía estaba perfectamente intacto, se sintieron aliviados de saber que su casa había estado a salvo.
Su explicación hizo que todo encajara. Me sentí más ligero al saber que la extraña tarea les había ayudado a sentirse seguros.
Me recordó que las personas tienen formas sutiles de proteger lo que les importa.
No todas las precauciones son obvias y no todas las solicitudes vienen acompañadas de un contexto.
Al final, me di cuenta de que los pequeños actos de confianza pueden significar más de lo que esperamos.