Un hombre abandonó a una mujer con cinco hijos negros: 30 años después, la verdad sorprendió a todos.
La sala de maternidad se llenó de ruido: cinco vocecitas gritaban a la vez. La joven madre, exhausta, sonrió entre lágrimas mientras contemplaba a sus quintillizos. Eran pequeños, frágiles, pero perfectos.
Su compañero se inclinó sobre la cuna y, en lugar de alegría, lo que se dibujó en su rostro fue el horror.

—Son… negros —susurró, con un tono cargado de sospecha.
La madre parpadeó confundida. «Son nuestros. Son tus hijos».
Pero él negó con la cabeza con fuerza. “¡No! ¡Me traicionaste!”
Con esas palabras, le dio la espalda y salió, dejándola con cinco bebés recién nacidos en brazos, que no tenían padre, ni protector, ni herencia.
Esa noche, meciendo a sus bebés en brazos, susurró suavemente:
«No importa quién nos abandone. Son mis hijos. Siempre los protegeré».
Las luchas de una madre soltera

Criar a un hijo es difícil. Criar a cinco, sin ayuda, es casi imposible. Pero esta mujer se negó a rendirse.
Trabajaba día y noche, haciendo malabarismos con trabajos que pocos querían. Limpiaba oficinas después de hora, cosía ropa por las mañanas y esforzaba al máximo para asegurar que sus hijos tuvieran comida y techo.
El mundo, sin embargo, era cruel.
Los vecinos murmuraban a sus espaldas. Desconocidos la observaban en la calle. Los caseros cerraban las puertas de golpe al ver a sus hijos mestizos. A veces, la rechazaban en las viviendas, diciéndole que no encajaba.

Pero su amor era inquebrantable. Cada noche, por muy agotada que estuviera, arropaba a sus hijos con las mismas palabras:
Puede que no tengamos mucho, pero tenemos honestidad. Tenemos dignidad. Y nos tenemos los unos a los otros.
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