Metal: Darle aluminio o acero es como darle guindilla. ¡Puede provocar chispas!
Pimientos crudos: A menos que quieras tirar gases lacrimógenos en tu cocina, evítalos.
Huevos: ¿Quieres un espectáculo de fuegos artificiales? Intente cocinar un huevo en su microondas. (PD: ¡realmente no lo hagas!)
Proteínas congeladas: a menos que te guste jugar a la ruleta rusa con bacterias, descongélalas y cocínalas bien.
En definitiva, el microondas es un poco como ese gato asustadizo que te mira de reojo: trátalo bien, respeta sus reglas y ronroneará de placer. De lo contrario, espere algunas… ¡sorpresas calientes!
Pequeño testimonio de nuestra fiel lectora, Léa:
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