¡Este plato hará que tus papilas gustativas canten! ¡Siempre es un éxito!

1. Comienza por sazonar las pechugas de pollo con sal y pimienta. Pasa ligeramente cada pechuga por la harina, sacudiendo el exceso.
2. En una sartén grande, calienta 2 cucharadas de mantequilla y 3 cucharadas de aceite de oliva a fuego medio-alto. Una vez caliente, agrega las pechugas de pollo y cocínalas durante unos 3-4 minutos por lado, hasta que estén doradas y cocidas. Transfiere el pollo a un plato y reserva.
3. En la misma sartén, agrega el caldo de pollo, el jugo de limón y las alcaparras. Lleva la mezcla a ebullición, raspando los trozos marrones del fondo de la sartén.
4. Reduce el fuego a bajo y devuelve el pollo a la sartén, cocinando a fuego lento durante unos 5 minutos para que los sabores se mezclen. Agrega las 2 cucharadas restantes de mantequilla y revuelve hasta que se derrita en la salsa.
5. Decora con perejil fresco y sirve inmediatamente, vertiendo la salsa sobre el pollo.
Variaciones y consejos
Para una versión más ligera, puedes usar muslos de pollo deshuesados ​​​​y sin piel en lugar de pechugas. Si no tienes limones frescos a mano, puedes usar jugo de limón embotellado en caso de urgencia, pero siempre es mejor si es fresco para lograr ese sabor intenso y vibrante. Agregar un chorrito de vino blanco a la salsa puede realzar la profundidad del sabor y hacerla aún más deliciosa. Si prefieres una opción sin gluten, reemplaza la harina común por una mezcla de harinas sin gluten o harina de almendras.

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