Es difícil de creer, pero incluso los comensales más exigentes quieren esta comida satisfactoria.

Precalienta el horno a 200 °C (400 °F).
Coloca los tomates cortados por la mitad, la cebolla cortada en cuartos y los dientes de ajo en una bandeja para hornear.
Rocía con aceite de oliva y espolvorea con sal, pimienta negra y hojuelas de pimiento rojo triturado.
Asa en el horno precalentado durante 25 a 30 minutos, hasta que los tomates estén suaves y ligeramente carbonizados.
Transfiere las verduras asadas a una olla grande.
Agrega el pimentón ahumado, el caldo de verduras y los frijoles blancos a la olla.
Lleva a hervor a fuego medio y deja cocinar durante unos 15 minutos.
Usa una licuadora de inmersión para mezclar la sopa a la consistencia deseada, dejándola ligeramente grumosa.
Agrega el vinagre balsámico y ajusta la sazón a gusto.
Sirve caliente, adornada con hojas de albahaca fresca.
Variaciones y consejos
Para una versión más suave, reduce u omite las hojuelas de pimiento rojo triturado. Si tienes comensales quisquillosos, puedes mezclar la sopa completamente suave para ocultar los frijoles y las verduras. Agrega una cucharada de crema agria o una pizca de queso parmesano por encima para lograr una cremosidad adicional. Para aumentar la cantidad de proteínas, agrega pollo o salchichas cocidas a la sopa. También puedes usar tomates asados ​​al fuego enlatados si no tienes tomates frescos disponibles.

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