Precalentamos el horno a 180º C., con calor por arriba y por abajo. Cuando esté caliente metemos la bandeja y horneamos la masa unos 15 minutos.
Mientras tanto vamos a preparar la crema. Para ello ponemos en un bol tres huevos y la yema de otros dos huevos, añadimos el resto de azúcar y mezclamos bien.
Aparte, ponemos en un vaso un poco de zumo de naranja y diluimos en él la maizena tamizada. Después incorporamos la mezcla al bol en el que hemos mezclado anteriormente los huevos con el azúcar, y volvemos a mezclar todo.
Ponemos en un cazo al baño maría el restante zumo de naranja y la ralladura de una naranja y, antes de que empiece a hervir, añadimos la mezcla que hemos preparado anteriormente. Bajamos el fuego y vamos removiendo hasta que espese la crema.
Ponemos las hojas de gelatina a remojo en agua fría y cuando la crema espese la retiramos del fuego y le añadimos la gelatina que teníamos hidratando. Removemos hasta que se disuelva y dejamos enfriar.
Una vez templada la crema le añadimos la mantequilla restante y batimos la mezcla unos minutos sin parar. Tapamos la mezcla con film y la metemos a la nevera. La crema queda todavía mejor si la preparamos con seis horas de antelación y la conservamos en el frigorífico hasta el momento de rellenar el bizcocho.
Transcurrido el tiempo de horno, sacamos la bandeja y cuando la masa esté aún templada espolvoreamos por encima un poco de azúcar. Colocamos encima otro papel de horno y le damos la vuelta con cuidado.
Quitamos el papel de la parte superior, espolvoreamos otro poco de azúcar y extendemos la crema de naranja que hemos preparado anteriormente por toda la superficie.
Enrollamos la masa con mucho cuidado y dejamos que todo se enfríe, conservando después en el frigorífico hasta el momento de sacar el enrollado a la mesa. ¡Delicioso!