Esas son kalonji, semillas de comino negro. Alguien debió haberlas puesto ahí a propósito.
Parpadeé con incredulidad. ¿Semillas? ¿Debajo de mi cama?
Cuando lo busqué en internet, me quedé boquiabierto. Al parecer, el kalonji se ha usado durante siglos como amuleto para alejar enfermedades y energías malignas, a menudo escondido bajo colchones, umbrales o incluso cosido en almohadas para atraer paz y protección.
Por un momento, me asusté. ¿Quién haría eso sin decírmelo?
Entonces recordé que mi abuela me había visitado hacía unas semanas. Siempre ha sido de esas mujeres que creen en las bendiciones silenciosas y en las viejas costumbres.
Esa noche la llamé.
“Abuela… ¿pusiste algo debajo de mi colchón?”
—Ah, ¿lo encontraste? Sí, es kalonji. Que te proteja. Has estado inquieto últimamente y pensé que un poco de protección te vendría bien.