¿Qué pasaría con nuestro suelo si no tuviéramos siempre una fregona a mano? Esta herramienta tan útil, sin embargo, tiene una desventaja: es casi imposible mantenerla limpia .
Con el tiempo, la fregona adquiere un color grisáceo y un olor desagradable, provocado por la suciedad y bacterias que se acumulan en ella durante cada uso.
La suciedad se deposita en la fregona y la humedad a la que está constantemente expuesta favorece la proliferación de bacterias que resultan imposibles de eliminar ni siquiera con sustancias químicas.
El método más eficaz para mantener limpia tu fregona es lavarla y secarla, preferiblemente bajo los rayos del sol, para reducir la acumulación de bacterias. A continuación te explicamos cómo hacerlo.
Necesitas un balde, agua, jabón para pisos, vinagre blanco y el jugo de un limón.
Vierte el agua, el vinagre y el jugo de limón en el balde. Lavar bien la fregona con agua y jabón para suelos, frotando hasta que se forme mucha espuma. Sumerge el trapeador en el balde y déjalo reposar durante tres horas.
Enjuague la fregona y déjela secar al sol. Una vez seco quedará muy limpio, habrá recuperado su color original y listo para ser utilizado.