El multimillonario quedó en shock al reconocer a la camarera como su hija desaparecida hacía 15 años, sacando a la luz el complot de su esposa.

—Te lo estás imaginando.

—¡No! Me dijiste que se había ido. Pero ahora sé que me la robaste.

Sus labios se adelgazaron como el acero.

El tono de Enrique se endureció.

—Respóndeme. ¿Me robaste a mi hija?

Ella se enderezó.

—Estabas demasiado ocupado con los negocios. Hice lo que creí correcto para nosotros.

—¿Entonces la abandonaste? —jadeó Lily.

—No lo entenderías —replicó Margarita con frialdad—. Enrique estaba siempre en el extranjero, construyendo imperios. No tenía tiempo para un bebé. Ni siquiera se dio cuenta cuando...

—¡Basta! —rugió Enrique—. ¡Lloré a un niño que creía muerto! ¿Te das cuenta de lo que eso me hizo?

La voz de Margarita se quebró.

—¡La habrías elegido a ella antes que a mí! No podía permitirlo.

Lily se tambaleó hacia atrás, conmocionada.

—Necesito irme…

Enrique extendió la mano.

—Por favor, no. Es repentino, pero soy tu padre. Siempre te he querido.

Ella lo miró a los ojos.

—¿Por qué debería confiar en ti?

Sacó una foto: él sosteniendo a un recién nacido envuelto en una manta rosa con una “E”.

—Esta foto fue tomada el primer día. ¿Aún tienes la manta?

Lily asintió débilmente.

—Sí… lo he conservado.

Margarita palideció.

La voz de Enrique se suavizó.

—Te perdí una vez. No te volveré a perder.

Las lágrimas brotaron de los ojos de Lily.

—Yo… necesito tiempo.

Enrique asintió.

—Toma todo lo que necesites. Pero déjame protegerte. Si Margarita hizo esto, es capaz de cosas peores.

“¡La estás envenenando contra mí!” gritó Margarita.

—Te maldijiste a ti mismo —gruñó Enrique.

Esa noche, Enrique contrató a un investigador. En cuarenta y ocho horas, la verdad salió a la luz: papeles de adopción, sobornos, documentos que demostraban que Margarita había introducido a Lily en el sistema bajo otra identidad, ocultándola.

Cuando la acusaron, Margarita gritó:

—¡Sí! ¡Lo hice! ¡Solo hablabas de ella! ¡Yo era tu esposa, me negué a ser inferior a un niño!

Enrique tembló de furia.

—No solo me traicionaste. Destruiste la vida de una chica.

Lily sollozaba cerca.

—Pensé que a nadie le importaba… ¿Mi padre estuvo vivo todo este tiempo?

Enrique se acercó.

—Te quise cada día. Creí que te había fallado. Pero no fui yo, fue ella.

Margarita vaciló.

—Podemos arreglar esto…

—Vete —ordenó Enrique.

-¿Qué?

 

⏬ Continua en la siguiente pagina ⏬

Aby zobaczyć pełną instrukcję gotowania, przejdź na następną stronę lub kliknij przycisk Otwórz (>) i nie zapomnij PODZIELIĆ SIĘ nią ze znajomymi na Facebooku.