El esposo empuja a su esposa embarazada y multimillonaria desde un helicóptero para quedarse con la herencia, pero inesperadamente ella ya estaba preparada…
Amelia descendió suavemente, aunque el suelo se acercaba más rápido de lo que esperaba. Estaba a punto de aterrizar cerca de una pequeña granja aislada que había comprado precisamente para emergencias como esta. Al acercarse al terreno, realizó un aterrizaje perfecto. A pesar del shock de la caída, no sufrió daño alguno. Su mente cambió de inmediato al modo de supervivencia.
Su teléfono vibró al tocar el suelo. Richard había escrito: “¿Dónde estás?” Él no tenía idea de que ella seguía viva. Amelia sonrió con ironía mientras miraba a su alrededor, dándose cuenta de lo fácil que le había resultado burlar a su esposo. Pero el juego estaba lejos de terminar.
Amelia ya estaba pensando en su siguiente paso. Sabía que Richard iría tras ella. No la dejaría simplemente desaparecer, y mucho menos con la herencia y el poder que eso conllevaba. Él la había subestimado, pensando que era solo una mujer embarazada y vulnerable. Lo que Richard no comprendía era que el imperio de Amelia no se había construido por suerte: se había levantado sobre la astucia, la estrategia y la capacidad de pensar siempre tres pasos por delante.
Escondida entre los árboles cerca de la granja, Amelia activó el rastreador de emergencia incorporado en su teléfono, enviando una señal discreta a su equipo de seguridad de confianza. En pocos minutos estarían en camino, listos para anticipar el próximo movimiento de Richard. Amelia conocía bien la debilidad de su esposo: su arrogancia. Él creía que era intocable, que su dinero y poder lo protegían de toda consecuencia. Pero Amelia tenía otros planes.
De vuelta en el helicóptero, Richard estaba enloquecido. Había visto en las cámaras cómo se desplegaba el paracaídas. No podía creerlo. ¿Cómo había sobrevivido? Furioso, contactó con su equipo de seguridad privado, ordenándoles que encontraran a Amelia a toda costa.
Mientras Amelia esperaba, se preparaba para la confrontación inevitable. Ya había transferido sus activos a una cuenta imposible de rastrear, ocultado sus documentos más valiosos y creado una red de aliados que la respaldarían en caso de desaparición. Amelia estaba lista para exponer a Richard como el fraude que era, y tenía los medios para hacerlo.
Cuando Richard finalmente llegó, se encontró con el equipo de seguridad de Amelia. Era evidente que la había subestimado una vez más. Cuando las autoridades lo arrestaron, comprendió que toda la riqueza y poder que había codiciado nunca serían suyos. Amelia había invertido las tornas, y jamás permitiría que él le arrebatara lo que legítimamente le pertenecía.
La caída desde el helicóptero fue solo el inicio de la caída de Richard. En cuanto a Amelia, se mantuvo firme, con su imperio intacto y su futuro asegurado. Ella había ganado, no por la fuerza, sino por el poder de su mente y la solidez de su preparación.